UN GADITANO DE MADRID
Cádiz, todos lo sabemos, es una tierra muy grande: cuando has estado allí o por alguna razón tienes algún vinculo con la tacita de plata, lo mantienes para siempre. Esto quiere decir que cuando vuelves a tu lugar de origen te llevas esa forma de ser del gaditano, ese aire tan propio que sin darte cuenta se deposita y lo extiendes. A partir de entonces entra a formar parte de tus conversaciones, cuentas detalles de su gastronomía , de sus paisajes, describes su luz , por su puesto algún chiste o anécdota que te hayan contado o que hayas vivido .Su historia ,que pasa de puntillas, tiene mas de 3.000 años, y estoy seguro que hasta el océano Atlántico guarda algún recuerdo de alguno de sus numerosos navegantes que hermanaron nuestro viejo continente con el nuevo.
No negaré que, al principio, hay cosas que no entiendes, cosas muy de allí, pero en seguida te das cuenta que la extrañeza no tiene fundamento porque todo encaja perfectamente. Palabras que en el resto son cotidianas y que usamos a menudo, allí toman otra dimensión o sencillamente no existen, pero, acaso alguien puede poner en duda lo bien dicho que está “casa puerta “- para el resto de los mortales un simple portal- o es que “la Residencia” no esta claro lo que es.. pues, el hospital. Hay que hacer los “ mandaos “ (por compras o recados) se quiera o no se quiera. El barco mas entrañable del mundo no tiene más remedio que llamarse “Vaporcito”; si tienes que coger un transatlántico, tienes que ir al “muelle” porque el puerto te puede confundir. El viento no existe; está el levante, el poniente o el viento del sur; si queremos comer, tenemos “el puchero”; el calor tiene que ser “horroroso” que para eso están los adjetivos. El gaditano adquiere estos conocimientos desde pequeñito y se van transmitiendo generación en generación de la forma mas espontánea.
Hay una época del año en la que los gaditanos mandan mensajes a todo el mundo. Ya desde antaño, sabemos con qué se hacían tirabuzones las muchachas de Cádiz. A los dirigentes se les dice que hay que respetar el Carnaval y que no se puede empezar una guerra en estas fechas; nos enteramos de que la Infanta se divorcia y sabemos qué famoso se ha operado; cuáles son los acontecimientos más destacados del año, los mangantes y chorizos aquí si que les “cantan” todos sus cargos. También saben ponerse serios con los terroristas, con los especuladores, con los que se aprovechan de la inmigración, en fin ,con todos esos asuntos que al mundo conciernen. Pero no se apuren ,en seguida , los gaditanos nos cuentan si hay alguna novedad en las piedras de la Caleta (por cierto cada una con su nombre); las nuevas aventuras del Barrio la Viña; si en el Pópulo han hecho un nuevo agujero y un Fenicio ha asomado la cara; y por supuesto cómo le va al Cádiz; Todo esto te lo cantan, no de cualquier manera, sino con una calidad , que para si quisiera alguno de los cantantes que llenan pabellones y venden millones de discos .Si nos preguntamos como es posible que nazca tanta buena voz , en relación con su numero de habitantes ,de nuevo se vuelve a poner de manifiesto, qué no hay duda ; es esta tierra y la manera de vivir y ser de esta gente.
El gaditano expresa su alegría en la calle y en estas fechas, tanto si vas por la calle Ancha o La Plaza Mina o el Palillero puedes encontrarte con romanos contándote sus aventuras o incluso el mismo Cervantes puede estar recitando sus desavenencias con Don Quijote; unas monjas escapadas del convento estarán buscando “ consuelo“ que el carnaval es para todos, los propios muñecos que se pegan en los cristales de los coches, cobran vida. No hace falta escenario ni candilejas, basta con el hueco de una entrada a tienda o un soportal, la misma pared de la esquina sirve de soporte para el decorado, las farolas se convierten en foco de las estrellas. La alegría se va difundiendo y llega a cada rincón de tu cuerpo y es entonces cuando te das cuenta ,que debes contar que has estado allí y entiendes que este lugar estará contigo para siempre.
Esto sucede en febrero durante los carnavales, que es una fiesta universal , al que los gaditanos aportan un toque inigualable, que no tiene comparación con los muchos que se celebran en otros lugares del mundo . Sin embargo conviene dejar de manifiesto que Cádiz es para cualquier época del año , ya que el gaditano hace que las fiestas del calendario se alarguen y las que no están en el calendario se las inventa , que para una juerga y el divertimento nada establece que tenga que ser en una fecha o época determinada , basta que se reúnan unos cuantos para que la velada se envuelva en el divertimento y salga a relucir esa chirigota ( palabra que no se, si se invento allí, pero que los define perfectamente ) que tiene el gaditano y la guasa invada el ambiente sin distinciones de ninguna clase , donde solo prevalece la alegría y la satisfacción de quienes son verdaderos.
Los lugares son como las personas y al igual que ellas, cuando las conoces ninguna te deja indiferente, pero siempre tienes alguien cerca que entra a formar parte de tu vida. Es lo que ocurre con Cádiz , que cualquiera que la visite y entable la mas minima relación con sus gentes, la llevara por donde quiera que vaya y aunque pasen muchos años seguirá teniendo una sonrisa cuando rememore que estuvo en ese lugar.
Yo me casé en Cádiz con una gaditana: allí tiene su familia ,que desde entonces, es la mía; sus amigos me tratan como a un verdadero amigo; el cariño y las atenciones que me prodigan nos acercan ,aunque estemos en la distancia. Si ustedes me lo permiten, gaditanos, soy uno mas de Cádiz. Me he dado cuenta que si bien, he nacido en Madrid y por tanto soy madrileño , también me siento gaditano.
Bernardo Loriente Martínez